jueves, 1 de abril de 2010

Hoy lo acepto, soy heterosexual


El titular suena raro, pero aprovechando la fibre de Ricky Martin también quise salir del clóset y declararme públicamente heterosexual. Por si no lo saben me gustan los hombres y no tengo ningún problema con los seres humanos que deseen estar con personas de su mismo sexo. Me parece una tontería tener que expresar mi preferencia o orientación sexual a una parte de la "sociedad" que sólo sabe criticar y se olvida de los verdaderos problemas que existen en el mundo, aún sabiendo las malas miradas y comentarios que hacen algun@s les escribo para que hablen con fundamento.

Ricky Martin me demostró que no podemos negar nuestra naturaleza ni tratar de ocultar lo que somos ni sentimos. Cualquiera de las razones que tuvo para guardarse un aspecto muy íntimo de su vida debemos de respetarlo y reconocer que en nuestras sociedades latinoaméricanas el ser honesto y decir la verdad sigue siendo un gran delito que lleva a una de las peores condenas estar en el ojo público sin una justa defensa o peor aún sin el derecho de ser aceptado.

Que bien por mi cantante puertoriqueño, pero qué pasa con los chic@s que todavía no pueden salir a la luz y prefieren esconderse para no ser juzgados. En el blog Espacio Positivo de la Fundación Huésped de Argentina escribieron: ¿cuántas personas gays existen que no pueden disfrutar de los más mínimos derechos? ¿Cuántos son asesinados por ser homosexuales? ¿A cuántos se les niega el derecho a adoptar? ¿Cuántos no pueden compartir un beso (algo tan sencillo y hermoso como un beso) por miedo a sufrir violencia? Lo importante es, entonces, no mirar al "árbol Ricky Martin", sino el bosque completo de los millones de gays que todos los días tienen que afrontar con mucho valor una sociedad que los estigmatiza e invisibiliza de las más variadas formas.

"Hoy es mi día, este es mi tiempo, mi momento" terminó la carta el astro boricua. Espero que él sea una esperanza y voz para que los y las que andan en busca de ser ellos mismos.
Sueño con un cambio, no de piel sino de pensamiento