miércoles, 31 de mayo de 2017

Los dos Kevin de "The Leftovers"



Cuando te gusta lo diferente, no tienes miedo a buscarlo sin importar lo que digan, solo lo haces. Para mí eso es lo que significa la serie de HBO "The Leftovers". Empecé a verla por casualidad en una maratón de Semana Santa y me atraparon sus dos primeras temporadas. 

Cada uno de sus capítulos me hizo sufrir y creer que a veces no existen respuestas y en muchas ocasiones los silencios son mil veces mejores que las palabras. Hoy que estoy a punto de ver su final sigo tan encantada como desde el inicio lo estuve de Mad Men, Sex and The City, Los Sopranos y otras que me atraparon y no dejaron que me fuera a dormir sin verlas. 

Pero ahora estoy enfocada en Justin Theroux (Kevin Garvey), quien me enamoró por su fuerza de interpretación; quién lo diría de alguien a quien la prensa sensacionalista solo ha bautizado como el "esposo de Jennifer Aniston". 

Justin es más que el esposo de una de las mujeres más bellas del mundo, tiene sin duda carisma, pasión y sobre todo excelencia actoral. Sus producciones son pocas, pero sabiamente elegidas. A un capítulo del final he viajado junto a Kevin a los infiernos, lo he visto morir y resucitar en múltiples ocasiones. 

Ahora solo espero que su final sea tan digno como lo han sido cada una de sus interpretaciones. HBO apostó con "The Leftovers" e hizo televisión de calidad; no muchos conectaron, pero qué más da, lo importante es hacer la diferencia. Amo que sean distintos, se atrevan y no se conformen con menos. 

En cuanto a Kevin, me quedo con el Kevin padre de familia y no con el Kevin dueño del mundo. Los dos Kevin desde mi punto de vista tienen mucho en común con Justin. Así fue como dejé que me enamorara más la actuación de Justin Theroux que la de Brad Pitt. Sin duda que Jennifer Aniston tiene buenos gustos. Esperando un final apocalíptico estaré este domingo conectada a HBO. Mirando, sin duda alguna, una de las mejores series de la década.


martes, 23 de mayo de 2017

Poniéndole orden a mi vida



Un día a la vez es simplemente eso. He comenzado un año diferente y lleno de vida. He hecho cosas que antes no me hubiera atrevido y ahora me siento más fuerte de expresarlas. Después de cambiar un trabajo que durante 13 años cuidé y amé, me di cuenta que nacía en mí un nuevo comienzo. Hoy tengo un nuevo empleo que me permite la oportunidad de ser creativa buscando soluciones amigables para la población, disfruto lo que hago, porque es diferente.

Desde enero hasta mayo he vivido una serie de transformaciones que me han permitido viajar al interior de mi ser y buscar soluciones para seguir creciendo como mujer. Primero fue la transformación de mi espacio en un lugar donde disfrutara estar. Comencé por el techo, después fue la cocina, luego vino el escritorio. Creí que había terminado, pero dentro de mí sabía que tenía más que hacer así que terminé de remodelar mi casa quitando las cosas viejas del baño y haciendo una transformación radical al clóset. Lo hice porque tenía una determinación de hacerlo y mi amado novio, Dennis Ricardo, hizo que mi proyecto también fuera suyo. Él es un hombre con una gran sensibilidad humana que nunca pierde el enfoque de lo que quiere y hace. Siempre está apoyándome, dándome ánimos, para que sea una mejor mujer.

En este proceso de crecimiento interior me he dado cuenta de la acumulación de cosas que han llenado mi vida. Lo segundo fue regalar el 50% de mis pertenencias y ahora mi nueva meta es quedarme solo con el 25% de ellas, primero comencé leyendo el libro de la japonesa Marie Kondo, "La Magia del orden" y luego la segunda parte "La felicidad después del Orden", estos libros cambiaron radicalmente mi forma de pensar de lo que tengo y cuál es mi verdadero propósito.

En mi búsqueda interior me sigo dando cuenta que tengo todavía mucho camino por recorrer para alcanzar la independencia y encontrar esa paz que me hace sentirme completamente viva. Sin duda esto sería mi tercer paso.