domingo, 4 de junio de 2017

El discurso más difícil de Heidy



Hoy vi a una de mis mejores amigas enterrar a su bebé, Pablo Roberto, quien tenía más de dos meses de vida. 

El pequeño nació bien, pero su salud se fue complicando conforme pasaban las horas. Heidy, madre primeriza, cuidó su embarazo y se ilusionó con traer al mundo a su pequeño, que nació a mediados de marzo, un mes antes de lo que estaba planeado.

Desde allí comenzó un duro camino que la hizo graduarse en paciencia, fe y optimismo. El pronóstico de los médicos era poco alentador, nadie daba la seguridad de que Pablo podría sobrevivir el primer mes, pero Heidy y su esposo Roberto, contra todo pronóstico, no dejaron de rezar, se refugiaron en su fe que era más fuerte que cualquier estado médico. 


Su círculo más cercano no dejó de apoyarla y rezar por la salud de Pablo, tampoco cesaron las campañas para ayudar a pagar una parte de los gastos médicos que se elevaron más de lo que cualquiera hubiera esperado.

Después de más de un mes lograron trasladar al pequeño a la Unidad de Cuidados Intensivos del Seguro Social y su pronóstico seguía siendo reservado, pero la esperanza estaba fuerte. Hace dos semanas le dieron de alta y por fin Pablo logró estar en la intimidad de su hogar junto a sus padres. 

Aunque había un largo camino por recorrer con base en nuevos tratamientos y una operación del corazón, Heidy y Roberto no dejaron de creer que lo mejor pasaría. Hoy cuatro de junio, a una semana de cumplir 34 años, Heidy vio morir en sus brazos a su pequeño. No renegó de la decisión divina porque, para ella, su amado hijo ya está con el Señor. 

Viéndola en el cementerio y conociéndola desde hace más de 15 años, puedo decir que nunca hubiera imaginado mirarla con aquella fortaleza y firmeza dando su discurso más difícil. Primero agradeció a todas y todos por asistir a darle el último adiós a su hijo, pero también, afirmando su fe, sabe que su pequeño ya está en otro plano y en las manos del Padre Celestial. 

Yo, que la conocí siendo una de las mujeres más tímidas del mundo, al verla hablar ante más de 200 personas en el momento más duro de su vida puedo decir que Heidy es una mujer valiente, ejemplo de lucha y tenacidad, capaz de hacer realidad miles de cosas. Ella luchó por Pablo hasta el último minuto, nunca perdió las ganas de vivir y se aferró a la promesa divina. Hoy lo vio partir, pero sabe que nada está terminado porque el vínculo que los dos tenían traspasa  más allá del tiempo y del espacio. 

Pablo es un ángel, un ángel que le dio los mejores dos meses y medio a Heidy, le enseñó que la vida es efímera y al mismo tiempo divina. Ella no reniega de nada y este golpe solo la fortalece. 

Hasta siempre Pablo Roberto

4 comentarios:

Dennis dijo...

Carola, gracias por contarnos la historia de Heidy y su hijo.

Jelsson Flores dijo...

Lindas palabras, Dunia.

Anónimo dijo...

Se percibe cuanto se amaban... Pablo ,Heidy , Roberto y Dios. Se entiende como conoce Dunia a su amiga. Bien por los 5. Nos han hecho bien sus vidas y su Historia.

Unknown dijo...

Dios los continúe fortaleciendo!